Fueron los mozárabes los primeros en disfrutar de estas aguas cristalinas y los que dieron el nombre de Lanjarón a este privilegiado oasis. La historia de las aguas de Lanjarón se remonta a finales del siglo XVIII, exactamente en el año 1760, en el que se puede datar el descubrimiento de las propiedades saludables de las aguas por parte de los médicos. Existe una leyenda popular que cuenta que, por el año 1774, un enfermo desahuciado bebió de estas aguas y sanó. Desde entonces la popularidad de estos manantiales fue creciendo cada vez más por la variedad y riqueza minerales. Será en el siglo XIX que la fama del establecimiento se extenderá y que sus manantiales se explotarán de forma terapéutica y continuada. Durante ese siglo adquiere renombre a nivel nacional e internacional presentándose en las Exposiciones Universales de París de 1878 (en la cual recibe la medalla de plata en su categoría) y de Barcelona de 1888. A principios del siglo XX, Lanjarón será la cita obligada para los más acaudalados de la época: el punto de reunión y descanso de los reyes, reinas y personajes tan conocidos como Virginia Wolf, Betrand Rusell, Manuel de Falla o Federico García Lorca. El edificio emblemático de manantiales será construido en 1928, época en la que iniciará su apogeo que durará hasta los años sesenta del pasado siglo. Recientemente, el Balneario de Lanjarón ha abierto su propio hotel 4*. Hoy, es un lugar de paz y armonía donde se propone una gama amplia de programas termales para ayudar a cuidar la salud y aportar bienestar.
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UN DESTINO PRIVILEGIADO PARA CUIDARSE La pureza de sus seis manantiales de aguas mineromedicinales, sus trat...
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